CONICET Tecnologías – Estrategias de comercialización de tecnologías
Historias de éxito de spin offs surgidas de la oficina de transferencia de la Universidad de Oxford, transformaciones en el ecosistema innovador chileno, así como propuestas para apoyar la comercialización de tecnologías a través de programas gubernamentales en México, fueron los temas tratados en este panel desarrollado en el marco del Seminario CONICET Tecnologías. Las charlas estuvieron a cargo de Andrés Pesce Aron, de la Fundación Chile; el Dr. Enrique Medellín Cabrera, director de Enlace con Sectores Productivos de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) de México; y Elena Andonova, consultora de ISIS Innovation de la Universidad de Oxford de Inglaterra.
La exposición de Andrés Pesce Aron, gerente de Negocios y Empresas y responsable de la Plataforma de Emprendimiento de Fundación Chile, incluyó una breve síntesis histórica de esta entidad público-privada creada por el Estado chileno y la empresa ITT Corporation en 1976, con el propósito país de entregar una respuesta tecnológica de alto impacto mediante la transferencia, la adaptación, la investigación y el desarrollo. En 2010, la parte privada es adquirida por BHP-Billiton-Minera Escondida, pero la gobernanza de la fundación sigue designándola la Presidencia de la República de Chile. Pesce Aron comentó que la Fundación Chile tiene en su ADN el gen de emprendedorismo “al cual reconocemos como un motor de desarrollo del país, que ha evolucionado en conjunto con la transformación vivida en los últimos 40 años en el ecosistema de innovación chileno”. Señaló que “en los años ‘70 había un ambiente distinto con muchos menos actores; la Fundación hacía todo sola, invertía capital privado para hacer I+D e impulsar nuevas empresas. En los ‘80 empezamos a utilizar capital de riesgo. Y en los últimos 20 años, ante la sofisticación del ecosistema de innovación y el cambio cultural reflejado en la exigencia a las empresas de no sólo generar rentabilidad y valor expresado en dinero, sino también propiciar bienestar, calidad de vida, respeto al medio ambiente y a la dinámica social, hemos modificado nuestro modelo de trabajo”. En este contexto, añadió el especialista, la Fundación se convierte en una plataforma que habilita y cataliza a los actores del ecosistema de innovación chileno (gobierno, empresas, universidades, centros de investigación, inversores ángeles, capital semilla vinculado a empresas mineras, etc.) para generar innovación y transferencia tecnológica a la industria y a la sociedad.
Al referirse a la plataforma de Emprendimiento de Fundación Chile, de la cual es responsable, Pesce Aron indicó que está compuesta por una aceleradora de negocios, la red de inversionistas ángeles ChileGlobal Angels y el área de innovación abierta corporativa. “Actuamos como do tank, sintonizado con las necesidades de nuestros clientes y atendiendo al feedback permanente del mercado. Tomamos incluso más riesgo para avanzar y adaptarnos a través de acciones concretas, piloteando y afinando nuestras iniciativas para capturar valor y generar el mayor impacto, atrayendo, seleccionando y apoyando a innovadores”, concluyó. Ver presentación de Pesce Aron.
Experiencia mexicana
A fin de explicar el contexto de comercialización de tecnologías en México, el Dr. Medellín Cabrera hizo un breve recuento de la situación de las Oficinas de Trasferencia (OT) que funcionan en el país. Señaló que existen 117 OT certificadas por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT), de un total de 131 reconocidas, que se hallan distribuidas en casi todo el país. “La tercera parte de estas OT son privadas, muchas de las cuales son empresas de consultoría creadas para aprovechar los fondos disponibles”, expresó. El resto se divide entre las universidades públicas (22%), las universidades privadas (17%) y los centros de investigación científica y tecnológica del CONACYT (28%). Lamentablemente, subrayó el orador, el presupuesto destinado a estas OT es muy bajo: 21,6 millones de dólares, “lo que representa el 3% del presupuesto que CONACYT destina a I+D+i”. En consecuencia, se genera una participación activa en la consecución de fondos disponibles en el país y que son otorgados por entidades públicas como el CONACYT y la Secretaría de Economía perteneciente al poder ejecutivo mexicano.
Medellín Cabrera se refirió a la creación del Programa de Estímulo a la Innovación (PEI) creado por el CONACYT con el fin de apoyar a las empresas que invierten en proyectos de I+D+i para desarrollar nuevos productos, procesos o servicios y así favorecer la comercialización de los resultados de la investigación. ”El PEI obliga a las empresas participantes a vincularse con las universidades y cuenta con 3 modalidades: INNOVAPYME (dirigido a micro, pequeñas y medianas empresas), INNOVATEC (orientado a grandes empresas) y PROINNOVA, para proyectos de innovación en red”, describió. Sin embargo, en su opinión, la principal dificultad enfrentada por las OT en México es la falta de perfiles de gestores que sepan manejar el lenguaje de negocios, además de comprender las necesidades de la demanda del sector productivo así como el modelo de negocio de las empresas a las que apuntan. “Llegan al mercado con paquetes tecnológicos incompletos, con tecnología que no puede ser transferida, lo que disminuye su valor. En general, hay poca atención al proceso de comercialización”, explicó.
A fin de subsanar estas falencias, Medellín Cabrera destacó que se ha sugerido capacitar a las OT a fin de estudiar y reconocer el mercado de acuerdo a segmentos específicos, analizar estrategias de países exitosos en patentamiento y transferencia tecnológica, y especialmente diseñar políticas que alienten la participación en mercados nacionales e internacionales. Asimismo, apuntó, ya se trabaja en generar una red nacional de talento en la que se incluye tanto a expertos en trasferencia como a jubilados que participen en consejos de valoración de tecnología. Finalmente, insistió en la necesidad de especializar a gestores tecnológicos en la integración de paquetes tecnológicos, así como en inteligencia competitiva y modelos de negocio, además de usar las herramientas de vigilancia tecnológica. Ver presentación del Dr. Medellín Cabrera.
La Universidad de Oxford en el siglo XXI
El caso de Isis Innovation, la oficina de transferencia subsidiaria de la Universidad de Oxford en Inglaterra, también refleja el cambio del ecosistema innovador inglés y global en las últimas tres décadas, según lo expuso la Dra. Elena Andonova, consultora de esta entidad fundada en 1988. Isis Innovation, explicó Andonova, comercializa los resultados de investigación producidos por la Universidad de Oxford y facilita el acceso a las tecnologías de los investigadores a través de licencias de propiedad intelectual, la creación de empresas, ventas de materiales y consultoría. “Isis es el mayor solicitante de patentes de las universidades británicas y ocupa el primer lugar en el ranking de spin outs universitarias en Reino Unido al crear más de 100 nuevas empresas en 25 años”, agregó.
La especialista también describió los factores internos y externos que ayudaron a consolidar esta oficina en una de las universidades más prestigiosas y antiguas del mundo. Mencionó que aunque en Inglaterra el concepto de comercialización y transferencia de tecnología a través del sistema de patentes es antiguo, la Universidad de Oxford fue pionera en los años ‘80 del siglo XX en aprovechar las modificaciones legales que permitieron que las universidades fueran dueñas de la propiedad intelectual de los resultados de sus áreas de I+D, creando 7 spin offs durante su primera década de existencia, a pesar de contar con presupuesto y personal limitado. En ese entonces, el modelo de transferencia utilizado en la universidad era el tradicional, brindando servicios a la industria sin vincularse de manera estrecha con los departamentos de investigación y los cientí- ficos y tecnólogos de la universidad. Sin embargo, se registró un boom en su crecimiento a partir de 2007 gracias a que la universidad creó su propia política de propiedad intelectual y compartió los beneficios del capital generado por las empresas y las licencias entre los investigadores y sus departamentos.
Andonova aclaró que “no se obliga a los investigadores a hacer actividades comerciales; se les da apoyo y se comparten los resultados”. “Uno de los beneficios de los investigadores que participan en la creación de un spin off basado en los resultados de sus trabajos, es ser dueños de la mitad de la compañía; el otro 50% pertenece a la universidad”, precisó. Estas acciones inspiraron a los académicos a hacer más I+D+i para lo cual recibieron mayor apoyo presupuestario. Entre los factores externos que favorecieron a Isis Innovation, Andonova citó la introducción por parte del gobierno británico en 1994, del esquema de ventajas impositivas para aquellas empresas que invirtieran en spin offs, a lo que se le sumo la iniciativa, en 1999, para apoyar a las universidades en el establecimiento de capital semilla y un pool de inversores para pruebas de concepto. Todo lo anterior contribuyó para que hoy la universidad de Oxford tenga el gasto más alto de investigación y sea una de las instituciones más poderosas del Reino Unido. Además, “es el cuarto solicitante de patentes en el país, ha creado en 2014 un centenar de nuevas spin offs, registra 90 patentes por año, y cuenta con 4 fondos semilla”, subrayó la consultora. No obstante, añadió Andonova, “lo realmente importante son los impactos que logran a favor de la sociedad, como ha sido la creación de más de 5 mil puestos de trabajo gracias a las empresas que se han desarrollado”, finalizó. Ver presentación de la Dra. Andonova.