Hacia un mejor diálogo entre comunidades CTI en Argentina y España
En el marco del segundo seminario del proyecto RED COM-LALICS-CyTED, dictado el Centro Interdisciplinario de Estudios en Ciencia, Tecnología e Innovación (CIECTI), Isabel Álvarez, investigadora de la Universidad Complutense de Madrid, expuso sobre la “Red temática para mejorar el diálogo entre las comunidades involucradas en las políticas de CTI” y desarrolló los casos de estudio en ese país. Estuvo acompañada por Gabriel Yoguel (CIECTI) quién coordinó el estudio de los casos locales, y los expuso.
El estudio es parte de un trabajo en conjunto de 11 países, que tiene a Gabriela Dutrenit, de la Universidad Autónoma Metropolitana de México, como coordinadora general. Su objetivo principal, durante los primeros dos años, fue analizar y documentar los procesos de diálogo para el desarrollo de políticas CTI entre comunidades, tanto académicas, empresariales, sector público y la sociedad civil. Luego buscará diseñar, testear y difundir una metodología para la promoción e implementación de estos procesos. “El concepto de comunidad es clave ya que se basa en la idea de una generación de diálogo con una metodología en común”, enfatizó Yoguel.
Los casos argentinos abordados fueron el Fondo Fiduciario de Promoción de la Industria del Software (FONSOFT) y el Fondo Argentino Sectorial (FONARSEC). Ambos Fondos de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica son claves por su nivel de interacción entre actores, de procesos de aprendizaje al interior de las comunidades y por su impacto en materia de política CTI. Mientras que el estudio sobre el FONARSEC está en proceso de elaboración, el del FONSOFT ya permitió extraer lecciones para el análisis. “El FONSOFT surgió en el contexto de los Foros de Competitividad en el seno de la Secretaría de Industria. Las comunidades participantes, mencionadas anteriormente, tenían una alta heterogeneidad entre ellas, lo que dio lugar al conflicto que fue enriquecedor para el desarrollo del diálogo entre los actores de las mismas. Al mismo tiempo, no hubo un grupo hegemónico que pudiera influir sobre el sector por su naturaleza de red”, explicó Yoguel. Y luego agregó: “La existencia de una oportunidad para todas las comunidades ayudó a que las contradicciones que aparecían a lo largo del diálogo fueran minimizadas para dar lugar a propuestas superadoras. Además, la capacidad de convocatoria de los promotores y el rol activo de los organizadores fue clave para tener resultados, como la creación de la ley de software y programas específicos de financiamiento”.
Por su parte, Isabel Álvarez analizó el caso del diálogo para la elaboración del Plan de Ciencia y Tecnología de Andalucía, una Comunidad Autónoma española con un desarrollo económico y tecnológico comparable a muchos territorios de América Latina. A partir de la década de 1980, cuenta Álvarez, “la CTI gana un lugar importante en la política nacional española, se aprueba la Ley de Ciencia, un Primer Plan Nacional de Investigación y Desarrollo y luego los Planes Regionales”.
En la actualidad, Andalucía cuenta con el Plan Andaluz de Investigación, Desarrollo e Innovación (2014-2020) que incorpora la visión de la Unión Europea con su Estrategia de Especialización Inteligente. El análisis de Álvarez se enfocó en los acuerdos que lo anteceden. “El objetivo es entender cómo las comunidades interactúan y favorecen el crecimiento de la región basado en la innovación, integrando todos elementos del sistema de I+D+i y todos los sectores productivos”, explicó la investigadora española.
“Las características del diálogo entre las distintas comunidades de Andalucía son top-down, con una estructura de arriba hacia abajo, ya que abre espacios a diferentes actores según un cronograma previamente establecido y en función de tareas específicas. Hay una integración vertical ya que el diálogo obedece al Plan Nacional y a las directivas de la Unión Europea. Sin embargo, existe cierta horizontalidad debido a que se toman en cuenta todas las consejerías”, explicó Álvarez. En cuanto a las lecciones, el diálogo andaluz muestra una representatividad heterogénea, existe un lenguaje común y es un proceso lineal, donde el sector público tiene más poder y marca las directivas. El segundo caso analizado fue el de IBERDROLA que emergió del sector empresarial, con el objetivo de suplir la falta de movilidad de los jóvenes investigadores entre universidad-empresa. “La novedad que surge es la idea de bottom-up, que refiere a una propuesta promovida desde la empresa, que se integra en las acciones de la política pública”, analizó Álvarez. IBERDROLA consiguió poner en pie una nueva plataforma para la formación, producción y transferencia del conocimiento científico.
Por último, tanto Yoguel como Álvarez destacaron que la tarea para los próximos dos años es “tratar de lograr un marco de desarrollo común entre Argentina y España para poder volcarlo en un paper conjunto sobre Diálogos”. Las conclusiones de los estudios en ambos países reflejan que “el diálogo no necesariamente obedece a una falla de mercado sino que es el resultado de la diversidad de actores, intereses y capacidades de estos. El éxito de los diálogos también está en función de la innovación o capacidad de gestionar la imitación, aspectos que garantizan una mejor adecuación al contexto”, concluyó Álvarez.