Desafíos tecnológicos a partir de los estándares privados en alimentos y bebidas
Gustavo Idígoras, licenciado en Ciencias Políticas, consultor internacional de la Comunidad Europea y del MERCOSUR en temas de armonización sanitaria, presentó los resultados del estudio “Estándares privados en alimentos y bebidas: los desafíos de la innovación tecnológica y acceso a mercados” en la sala de seminarios “Aldo Ferrer” del CIECTI. De la investigación participaron también el investigador estable del CIECTI Luis Gil Abinader y Sabine Papendieck, Licenciada en Ciencias Políticas con especialización en Relaciones Internacionales de la UCA.
El objetivo del estudio es ofrecer alternativas científico-tecnológicas para cumplir con estándares que ayuden a. “Los estándares privados son ahora una condición de acceso al mercado y el negocio es entre pocos jugadores. Existe una enorme envergadura de parte de los grupos de venta minorista dentro del mercado de alimentos y bebidas”, explicó Idígoras.
El investigador principal del estudio definió a los estándares privados como “medidas voluntarias establecidas por empresas de venta minoristas de alimentos y bebidas de manera individual o grupal, con el objetivo de brindar al cliente un nivel elevado de calidad, inocuidad y sustentabilidad del alimento”.
Los estándares privados tienen diferentes factores de proliferación. Entre los estructurales se destacan la globalización del abastecimiento de los alimentos, alta concentración de empresas del sector, integración vertical entre proveedores y minoristas, y las estrategias competitivas de los empresarios, que apelan a la responsabilidad. Idígoras también se refirió a los factores sociales, como los consumidores más inteligentes, que tienen mayor conciencia respecto de la sustentabilidad ambiental y la inocuidad de los alimentos. Por último, existen también las cuestiones legales, como los cambios en la regulación oficial en países desarrollados y su impacto en los emergentes y la transferencia de responsabilidad del Estado al sector privado. Según el especialista “se transfiere la calidad de la prueba de las empresas minoristas hacia los productores”.
En cuanto a las ventajas, Idígoras mencionó la “exportación a mercados más exigentes, donde nadie duda de la inocuidad del producto”. Sin embargo, enfatizó que las desventajas son importantes. ”Las exigencias y el costo de adaptación del proceso productivo son muy altas. La poca armonización en cuanto a las iniciativas de proliferación de estándares privados lleva a mayores dificultades para los pequeños productores, que tienen una barrera de acceso muy desventajosa”, completó.
El investigador se refirió Plan Crea Vegetal, que fundciona desde 2012 con apoyo del Ministerio de Ciencia. El plan buscó certificar los residuos en hortalizas y encontró “altos niveles de no conformidad con los estándares internacionales”. Para enfrentar estos problemas, “es clave una simbiosis entre la política tecnológica y la sanitaria”, agregó. Respecto a la prospectiva tecnológica, afirmó que “lo importante es tomar conciencia y tejer alianzas con instituciones de I+D para desarrollos adaptables a sistemas productivos y escalas locales”.
Para finalizar, Idígoras afirmó que “nuestra legislación se va adaptar a los estándares internaciones de inocuidad ya que el mundo, inevitablemente, va hacia el control de calidad en alimentos y bebidas”.