Los sistemas nacionales de ciencia y tecnología ante el COVID- 19

El 28 de octubre pasado tuvo lugar, en modo virtual, el Seminario RIED (Red Iberoamericana de Estudios del Desarrollo) convocado bajo el tema “Las respuestas del sector científico y tecnológico ante la crisis del COVID: ¿qué están haciendo los sistemas nacionales de ciencia y tecnología?”.

Participaron Lucía Pittaluga (Universidad de la República, Uruguay) y Fernando Porta (CIECTI- Universidad Nacional de Quilmes, Argentina) quienes presentaron un panorama general de las iniciativas que los diferentes países de la región implementaron para gestionar la pandemia y, en particular, profundizaron en los desarrollos realizados en Uruguay y Argentina, las dificultades encontradas y los desafíos científicos y tecnológicos que el futuro demanda para enfrentar crisis sanitarias de gran magnitud como la presente.

Lucía Pittaluga describió los resultados de un trabajo realizado para la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) en el que participó la Universidad de la República, evaluando la reacción de los sistemas de innovación frente a la emergencia del COVID en Costa Rica, Colombia y Uruguay. Destacó la formación de instituciones ad hoc para el manejo de la crisis, la centralización de las decisiones de políticas públicas basadas en evidencia, el aumento de la cooperación pública-privada y el aprovechamiento y desarrollo de las capacidades preexistentes del sistema científico y tecnológico.

Fernando Porta coincidió con su colega uruguaya respecto a las generalidades observadas en los países de Latinoamérica, muchas de las cuales se aplican al caso argentino. Destacó que en Argentina “el sistema tiene una cierta especialización acreditada por investigaciones de larga data en temas de biomedicina, biotecnología aplicada y otras. La emergencia –añadió- permitió la maximización de la utilización de esas capacidades acumuladas tanto en investigación como en producción.”

Señaló como principal rasgo diferenciador del caso argentino “al período de estancamiento y recesión de los últimos años, cuya consecuencia es un deterioro general de las condiciones de vida de la sociedad y una degradación del presupuesto aplicado a las actividades científicas y técnicas que lesionan las actividades de respuesta a la emergencia planteada por el COVID.”

Porta comentó el rol de la Red de Investigaciones Socioeconómicas Públicas de la Argentina (Red ISPA) nacida este año por iniciativa de la Agencia I+D+i, que agrupa centros de investigación de estudios vinculados a las agencias específicas de la Administración Pública. “El CIECTI –dijo- integra esa red junto con unidades del Ministerio de Trabajo, del Ministerio de Desarrollo Productivo y se están asociando ahora unidades de la Cancillería y de otras instancias de la administración pública; en ese marco se elaboró un documento donde se analizaron distintas perspectivas de la gestión de la pandemia desde el ángulo de la producción, de la ciencia y la tecnología y desde las repercusiones sobre el mercado de trabajo.”

Además, destacó que “hemos usado un enfoque que denominamos de las cuatro D como una aproximación metodológica que sintetiza cuatro dimensiones: 1) distanciamiento social y prevención, 2) diagnóstico y tratamiento, 3) dispositivos y 4) digitalización; este enfoque permitió sistematizar las acciones que para enfrentar la pandemia utilizó tanto el sistema científico-tecnológico a nivel internacional como las que desarrollaron los países de la región y la Argentina en particular.”

En ese marco, el investigador detalló las acciones producidas en la Argentina a través de la colaboración de laboratorios universitarios, del CONICET y de empresas privadas especializadas en desarrollos tecnológicos. Entre ellas mencionó el estado en fases preclínicas de vacunas sobre proteínas recombinantes; la creación de test con técnicas de PCR y de test serológicos; la utilización de las tecnologías de la información, de la comunicación y de inteligencia artificial para gestionar aplicaciones de georeferenciación, de evolución de la pandemia y de la trazabilidad del sistema sanitario para evitar su colapso; el escalamiento de la tecnología médica para la producción de respiradores artificiales; y el estímulo a las iniciativas de tecnologías más livianas vinculadas a la prevención, a la protección de las personas y del personal sanitario.

Al finalizar su exposición, Fernando Porta se refirió a “las tensiones inevitables entre el sesgo relativamente conservador de la regulación, que tiene que ver con condiciones necesarias de seguridad médica, y la disrupción que es propia de la actividad innovativa; por otra parte en el mundo, particularmente en Europa, se empieza a discutir sobre regulaciones ex ante por las cuales el Estado pueda conservar una capacidad de veto sobre los modos de uso y difusión del producto y el destino de sus patentes”. Añadió que “se están fijando márgenes máximos de comercialización atendiendo a necesidades de equipamiento, a la mayor demanda asociada a la pandemia, a la garantía de abastecimiento y a la liberación automática de la patente para la intervención de otros actores en caso de incapacidad en la escala de producción del titular.”

“Es decir –concluyó- que otro aspecto de tensión que las políticas públicas deben gestionar, es como asegurar que los fondos públicos asociados al desarrollo de las innovaciones se transformen en beneficios sociales; en suma que los modos de implementación de la política de CTI no se convierta en un nuevo eje desigualador sino en todo lo contrario.”

Este Seminario RIED fue presentado por Patricia Sanhueza (RIED Chile, Universidad de la Frontera), moderado por Patricia Gutti (RIED-Argentina, UNQ) y coordinado por Rafael Trueba Regalado (Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, Campus Morelia, México) y Adrián Rodríguez Miranda (Universidad de la República, Uruguay).