Foro Doctoral LALICS 2018: Fiona Tregenna disertó en el CIECTI sobre cambio estructural y desindustrialización

Fiona Tregenna, Universidad de Johannesburgo
Fiona Tregenna, Universidad de Johannesburgo

En el marco del Foro Doctoral LALICS (Latin American Network for Economics of Learning, Innovation and Competence Building System) para estudiantes de doctorado, el 18 de julio pasado se llevó a cabo en el CIECTI la presentación de Fiona Tregenna, bajo el título “Desindustrialización, ¿importa?”.

Fiona Tregenna es profesora del Departamento de Economía y Econometría de la Universidad de Johannesburgo y dicta la Cátedra Sudafricana de Investigación (Cátedra SARChI) en Desarrollo Industrial. Posee un Ph.D. en Economía por la Universidad de Cambridge, una Maestría en Economía de la Universidad de Massachusetts (Amherst) y estudios superiores en las Universidades de Witwatersrand y Natal (ahora KwaZulu-Natal).

Tregenna comenzó planteando que “el fenómeno global de la desindustrialización afecta a casi todos los países, pero su complejidad y heterogeneidad deben ser reconocidas tanto para el análisis económico como para la formulación de políticas”. Argumentó que “los efectos dependen del nivel de ingreso per cápita y del grado de industrialización en que comienza la desindustrialización, o bien esos efectos pueden ser inducidos por las políticas o por la naturaleza de las actividades en declive y crecimiento relativo”.

La investigadora sudafricana utilizó gráficos para mostrar la baja consistente en todo el mundo de la tasa de empleo de origen industrial en el total de empleos, con datos por década desde 1970 a 2010. Manifestó que actualmente el empleo de origen industrial en términos porcentuales es ligeramente superior al 10% tanto en el caso de Latinoamérica como en el de  Norteamérica. Comparó también el caso argentino y el sudafricano que registran un descenso constante de la participación de las manufacturas industriales en el PBI y del empleo industrial en el total de empleos.

Señaló que “la evidencia internacional demuestra que la desindustrialización afecta negativamente la salud, el bienestar y aumenta la pobreza y la desigualdad”. Abogó por “una política industrial que tenga en cuenta las realidades actuales, que incluyen nuevos productos y nuevas formas de hacerlos, así como una nueva geografía internacional de la producción, incluidas cadenas de valor mundiales, bloques comerciales y cambios en la distribución geográfica de la producción y el consumo a nivel internacional”.

Afirmó que “la política industrial no es suficiente para revertir la desindustrialización: es necesaria una política macroeconómica de apoyo, especialmente enfocada en la tasa de interés y en los tipos de cambio, el desarrollo de la tecnología y de políticas educativas que mejoren las habilidades del mercado laboral”.

Fiona Tregenna concluyó que “estos cambios estructurales difícilmente sucedan de manera endógena: necesitan intervenciones políticas audaces y apropiadas que comprendan la complejidad y la heterogeneidad del problema y las diseñen teniendo en cuenta el carácter específico de la desindustrialización en el contexto de cada país”.