CONICET Tecnologías – Spin off: del laboratorio al mercado

En el último panel del Seminario CONICET Tecnologías, se expusieron las exitosas experiencias de los consorcios público-privados Inmunova y LaTe Andes. Ambas empresas de base tecnológica fueron creadas gracias a la asociación de privados con el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), universidades nacionales y europeas y contaron con el financiamiento del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Nación a través del Fondo Tecnológico Argentino (FONTAR). El geólogo Roberto Hernández, director de Geopam S.A. y presidente de LaTe Andes, fue quien presentó este último caso, mientras que el de Inmunova fue presentado por el Dr. Jorge Villalonga, uno de sus socios fundadores.

LaTe Andes es un Centro de Desarrollo de Termocronología, disciplina que aborda el estudio de la evolución térmica de una región del planeta, en este caso los Andes Centrales localizados entre Bolivia, Perú, Chile y Argentina. Su presidente, Roberto Hernández, mencionó la afortunada convergencia de situaciones que favorecieron el surgimiento de este consorcio público-privado que además del CONICET cuenta con la colaboración de la Universidad de Heidelberg de Alemania y el apoyo de la Universidad Nacional de La Plata, la Universidad de Buenos Aires y la adhesión de la Comisión Nacional de Energía Atómica e Y-TEC.

Hernández relató la experiencia de más de 20 años con la que cuenta Geomap, una PyME que ya estaba en condiciones de avanzar en la línea de investigación de geotermocronología, aunque contaba con recursos limitados. Gracias a la orientación recibida por la Secretaría de Ciencia y Tecnología de la provincia de Salta respecto a la convocatoria CEN-TEC del FONTAR, no sólo tuvieron acceso al financiamiento, sino también el contacto con grupos de investigación en las áreas de geociencias e hidrocarburos. De acuerdo con el directivo, las relaciones establecidas en este consorcio permiten “romper con el paradigma de que el Estado es competencia del empresario, así como con la idea de que el investigador no puede participar directamente en una empresa de base tecnológica (EBT). Geomap impulsó el diálogo entre la empresa, el gobierno y los científicos para unir las necesidades de su industria con las soluciones que puede aportar el sistema científico”, aseguró.

De esta manera, LaTe Andes desarrolló la técnica de geotermocronología que facilita la detección de la temperatura con la que se “cocina” la materia orgánica, que con el tiempo se convertirá en gas o petróleo dependiendo de la época geológica en la que quedó soterrada. Además, el análisis interpretativo de los resultados contribuirá a entender la historia evolutiva de cadenas montañosas y los ciclos de exhumación y soterramiento, entre otros alcances. Para lograrlo, se instalará un centro analítico de trazas de fisión en la zona andina de Salta donde, además se formarán recursos humanos especializados en la metodología aplicada, a fin de realizar procesamiento de datos geotermocronológicos para la generación de nuevas tecnologías que se transfieran al campo de la exploración y explotación de hidrocarburos. Esto repercutirá, en palabras de Hernández, “en la localización de hidrocarburos con mejores condiciones y menor riesgo exploratorio”.

Cabe mencionar que LaTe Andes es el primer centro en su tipo en Sudamérica y cuenta con una inversión total de casi 28 millones de pesos conformados por un monto cercano a los 20 millones de pesos de aportes no reembolsables otorgados por la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica y el resto como inversión de la contraparte Geomap S.A. Ver presentación de Hernández.

Inmunova: spin off del Instituto Leloir

Por su parte, el Lic. Jorge Villalonga, socio fundador de Inmunova, hizo una breve descripción tanto de la historia como de los objetivos y del modelo de negocios de esta EBT de biotecnología, fundada en 2006 como spin off surgido a partir de Inis Biotech, la unidad de vinculación del Instituto Leloir.

Inmunova se dedica a la investigación, diseño y desarrollo de vacunas de última generación, anticuerpos e inmunogénicos orientados hacia la salud humana y sanidad animal. Actualmente, trabaja en una vacuna para la brucelosis y en un anticuerpo contra el síndrome urémico hemolítico, además de desarrollar también investigaciones en torno al cáncer.

Villalonga mencionó que la compañía cuenta con una plataforma propia y patentada para el desarrollo de sus productos, denominada Inmuno MultiCarrier (IMC), así como con la tecnología de nano anticuerpos (VHHs), que surgen a partir de los estudios sobre proteínas e ingeniería de anticuerpos generados en el Laboratorio de Inmunología Molecular y Estructural. El directivo comentó que una de las motivaciones que lo impulsó a formar parte de Inmunova fue su experiencia a lo largo de varias décadas en los sectores de petroquímica y acero argentinos, en los cuales observó que se pagaban muchas regalías a compañías extranjeras por las tecnologías empleadas en dichas industrias. “Con un sistema científico local potente, eso no se hubiera dado”, analizó. Por ese motivo, destacó la labor del CONICET y del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Nación en el fortalecimiento del sistema científico tecnológico que se viene propiciando en la última década y que jugó un rol muy importante en la etapa de expansión de Inmunova.

Villalonga explicó que el modelo de vinculación de Inmunova con la industria farmacéutica incluye la transferencia de proyectos realizados “in house”, el licenciamiento de nuevas patentes, desarrollos conjuntos a partir de joint ventures específicos así como la venta de tecnologías que utilicen la IMC o IMC+VHH. Añadió que en el caso de la asociación in house, implica un trabajo conjunto con empresas farmacéuticas locales, que participan en la fase 1 del desarrollo de las vacunas, a fin de obtener una línea de financiación. Puntualizó también que el tiempo promedio para el desarrollo de una vacuna que abarca el inicio de la fase 1 hasta la prueba de concepto son 12 años, por lo cual el modelo de negocios tiene que apuntar a buscar el financiamiento para sostener dicho emprendimiento. “Inmunova se encuentra en una etapa de crecimiento; sabemos que las fases que vienen van a requerir inversiones mayores a los 20 millones de dólares. Creemos mucho en las redes de inversores ángeles y hemos logrado entrar en programas de mentoría para capitalizarnos. Además, seguimos buscando nuevas líneas de financiación en la órbita internacional. Si bien hay mucho que hacer, nos movemos de una manera planificada porque queremos llegar a la fase de comercialización donde la compañía no solo tenga el orgullo de generar soluciones para Argentina sino darlas al mundo y salvar vidas, ya que no solo es cuestión de ganar dinero”, expresó.

Por último, Villalonga hizo énfasis en la necesidad de que los investigadores empiecen a exponerse al mundo empresarial: “es muy importante dominar el lenguaje de un plan de negocios, entender cómo se financia una compañía. No se trata de dejar de ser científico sino de ampliar la mirada para no entrar en letargo o en tener que pagar regalías a otros”. Insistió en el reto de tener una nueva perspectiva para los negocios, entender que ser empresario no sólo es cuestión de conseguir el éxito financiero sino también resultados que impacten positivamente en la ecología, en lo social. “Es lo que nos tiene que llevar a aspirar a más y no quedarnos; a lograr que una empresa sea sustentable además de aportar valor agregado a la sociedad. No hay que tenerle miedo al éxito”, concluyó. Ver presentación del Lic. Villalonga.